Estaba esperándote,
con mi luz y oscuridad
tan encendidas
e imposibles de ocultar.
Y apareciste,
tan simple y hermoso,
que las barreras de la resistencia
se desvanecieron precipitadamente
sin darme tiempo a actuar
mi rol en este lugar.
Y por primera vez,
me vi
en tus grandes ojos,
ellos fueron mi espejo
mostrandome cruda y dulcemente
mi niñez y adultez,
mi dolor y felicidad,
mi exterior e interior,
mi meta.
Y una tempestad
dentro mio surgió
movilizandome sin dudas
hacia Vos.